BIENVENIDA

He aceptado el catolicismo desde la libertad de mi pensamiento, y soy tolerante con los demás, como también me gusta que lo sean conmigo. Soy hija, madre y abuela,y también esposa, mi edad no creo que sea importante. He sido alumna de la Escuela de Navales y después de ser administrativa, he vuelto a las aulas de la Universidad, no por obligación sino por gusto.
Pinto un poco, escribo un poco y compongo música.
Me gusta la música, el arte, la cocina y un largo ect. de cosas. Y me gusta vivir la vida intensamente.

viernes, 31 de agosto de 2012

DÉBORA Y JAEL, 2

Al día siguiente Jerusa estaba conmocionada, había un ir y venir de sacerdotes, fariseos. Saduceos y el sanedrín entero, estaban todos alterados, los fariseos llevan sus trajes con sus filacterias mas largas, se diría que iban a recibir a un personaje, y así era, venía a la ciudad Saulo de Tarso, Saulo era uno de los líderes de los fariseos cuyo odio hacia la incipiente comunidad de Jesús era solo comparable al desprecio que sentía hacia las mujeres, pese que el matrimonio era una condición de prestigio en la sociedad, él permanecía soltero.
María estaba preocupada por sus amigos, por María mdJ, por Yago, por Juan, por Timoteo, por Abigail, por todos sus otros amigos y por ella misma. ¿Que pasaría?. Pese a todo volvió al ágora para terminar el comentario sobre Débora y Jael.
Allí estaban sus amigos, se saludaron y habló Timoteo.
Timoteo. -¿Como te has arriesgado, María, sabes que está Saulo?
María. - Lo sé, ¿Te olvidas de Débora y Jael?
Timoteo. -No me olvido, pero eran otros tiempos.
María. -Todos los tiempos se parecen, el “Pueblo de Jesús”, está siendo combatido y nada más.
Abigail. -Pero nosotros no podemos coger ni espadas ni lanzas.
María. - No, tanto Débora como Jael, estaban defendiendo a su pueblo y Dios estaba con ellas, lo que tenéis que reflexionar es que Dios también escoge a las mujeres, ellas fueron inteligentes y valientes, y supieron arriesgarse, igual, igual que los hombres, pero no conocieron a Jesús y ahora para luchar por su “Pueblo”, tenemos que pensar en Él y hay que luchar de otra manera, quizá mas difícil, como Él luchó, como El nos enseñó a luchar.
Se disolvieron, pues el ambiente empezaba a ponerse tenso y María les citó en su casa.


viernes, 24 de agosto de 2012

DÉBORA Y JAEL, 1

Pasaron unos días, María estaba muy ocupada cardando la lana de los corderos y de las ovejas que habían trasquilado, tomándose un descanso, salió al ágora, pues echaba de menos a sus amigos, así que cuando llegó y los encontró, se saludaron y empezaron todos a hablar, entonces María tomó la palabra.
María. - Hemos de continuar con otras historias. ¿Que os parece?
Todos asintieron.
Abigail. - ¿De quien nos vas a hablar?
María. -Pues de dos mujeres Débora y Jael.

DEBORA         JAEL
Moisés, aquel niño “salvado de las aguas”, había liberado al Pueblo de Dios de los egipcios y lo había llevado a la Tierra Prometida, a través del desierto y del mar Rojo, habiendo recibido de Dios mismo, las Tablas de la Ley en el Sinaí, Moisés dejó como sucesor a Josué.
La vida del Pueblo de Dios en su nueva tierra era difícil, eran combatidos constantemente por los pueblos vecinos y todavía no tenían una estructura de nación, entonces el pueblo rezaba y Dios les enviaba a hombres que lo dirigían, sobre todo en los momentos mas complicados, estos hombres fueron los “Jueces de Israel”. Bueno pues Dios para dirigir a su pueblo y ser representante de Él, escogió a una mujer, que también representaba al pueblo ante su presencia, esta fue la tercera juez de Israel.
Débora, que así se llamaba era esposa de Lapidoth y tenía el “alma ardiente”, era profetisa y aconsejaba al pueblo bajo una palmera en Efraín, tenía un general que se llamaba Barac y en aquel momento había una guerra con los cananeos, Barac fue a comunicarle a Débora que el ejercito enemigo era muy fuerte y que su general llamado Sísara era muy temible. Débora entonces no dudó en acompañarle a la batalla, pero le dijo que la victoria no sería de él. Y así fue como el gran ejército cananeo fue vencido y Sísara huyó despavorido refugiándose en la casa de Jael, esposa de Héber que esperó a que se durmiera y lo mató clavándole una estaca en la cabeza.
Y María terminó.

sábado, 18 de agosto de 2012

MARÍA MADRE DE JESÚS, 1 CONTINUACIÓN

A la salida de la ceremonia María y sus amigos se fueron un ratito al ágora, estaban deseosos de hablar de lo que habían visto y sentido, estaban llenos de una alegría, tan diferente, que no podían irse a su casa, todavía.
Cuando llegaron, María rompió el silencio.
María. - ¿Os habéis fijado, me imagino y aquellos que conocisteis a Jesús, lo habréis notado?
es el gran parecido físico entre madre e Hijo, si la miráis a ella, parece que le estáis viendo a El.
Timoteo. - Si es verdad, y también se parecen en los gestos, nosotros le conocimos, “al partir el pan”, y ella también lo parte de esa manera.
María. - Dices bien, pero te olvidas que fue ella la que le enseñó a partirlo así, ella partía el pan todos los días y El estaba allí, ella hablaba, y El estaba allí, ella actuaba, y El estaba allí, luego El imitaba a su madre, como todo hijo, así que el parecido no es solo físico si no también en la manera de actuar y en la manera de ser.
Abigail. -Yo había estado en algunas ceremonias, pero a nadie le he visto coger el pan y el vino de esa manera, con ese mimo y cuidado, con ese amor.
María. -Hay milagros que parecen diferentes, pero son el mismo, cuando el Hijo se encarnó en María mdJ, fue ella la que le dio su carne y su sangre, luego esa carne y esa sangre también es la suya y para ella es como tenerle en brazos nuevamente, de ahí ese amor, ¿Te das cuenta?
No querían irse pero María les dijo que tenían que hacerlo y que volverían.

martes, 14 de agosto de 2012

MARIA MADRE DE JESÚS, 1

De noche, María quedó pensativa, estaba hablando de grandes mujeres lejanas en el tiempo, pero allí mismo y en esa misma ciudad tenía a la mas importante de todas a María la madre de Jesús, desde que habían pasado todos aquellos sucesos no había tenido oportunidad de verla y quería hacerlo lo deseaba con todo su corazón y pensando en su viaje a Éfeso, no lo pensó más.
Al día siguiente fue al ágora, habló con sus amigos, principalmente con Timoteo, para ir todos a hablar con María (a partir de ahora me referiré a ella como María mdJ) todos se alegraron y preguntaron a Timotéo cual sería el momento oportuno. Y Timoteo contestó que María mdJ hacía una vida sencilla y que algunos días presidía aquel recuerdo de la “última cena de Jesús”, quizá ese sería el momento.
Y así fue, a los pocos días se acercaron a la casa de Yago y allí estaba María mdJ.


MARIA MADRE DE JESÚS (primera entrevista)

Cuando terminaron la ceremonia, María y María mdJ se fundieron en un abrazo.
María mdJ había envejecido, a través de su toca se le veían los cabellos blancos, su rostro luminoso estaba surcado por arrugas profundas, sus ojos serenos se veían cansados y estaba delgada, algo encorvada. María mdJ tomo la palabra.
María mdJ. - Shalóm, Sed bienvenidos ¿Que os trae por aquí?
María. -Shalóm, venimos llenos de preguntas, la primera de ellas es saber como te encuentras.
María mdJ. -Como veréis, ya soy anciana pero pese a mis achaques estoy activa, mi Hijo decía “la mies es mucha y los obreros pocos” y hay mucha mies. ¿Como podría yo no ser obrera? Sería increíble en mí.
María. -Queremos saber de tu niñez y tu juventud. ¿Por que fuiste escogida?
María mdJ. -Ni yo lo sé, he sido una niña como otras, he tenido los mismos problemas, he jugado, me gustaban las fiestas, era alegre, aprendía todo lo que podía, pues mis padres eran pobres, ayudaba en mi casa y cuando fui joven, no era llamativa y tenía una inteligencia normal, no destacaba, pero Dios se fijó en mi.
María. -Lo que Dios ve, muchas veces es oculto a nosotros, creo que bajó el arcángel Gabriel.
María mdJ. Si es verdad él me preguntó, Dios siempre respetó mi libertad, yo podía decir que no, pero no lo hice, yo dudaba de mi, estaba sorprendida y temerosa, estaba esposada con José y esto podría traerme la lapidación, pero acepté.
María. -Una mujer valiente, sabemos que estás cansada, ¿Nos permites venir de nuevo?
Maria mdJ. -Cuando queráis.
Maria. -Gracias.
Y María sacó un pedazo de lienzo que había tejido primorosamente con sus manos y se lo entregó.

sábado, 11 de agosto de 2012

JOCABED, MIRIAN Y LA HIJA DEL FARAÓN, 2

Hacía un buen día, los habitantes de Jerusa salían al ágora, ya vacía de mercaderes, el sol ya doraba los edificios y entraba la brisa perfumada. María paseaba tranquila, cuando de repente aparecieron sus amigos.
Shalom Maria, dijeron sus amigos y shalom dijo ella y empezó a hablar.
María.- ¿Os habéis fijado amigos míos que en la historia que os he contado, por la mañana, solamente se habla de mujeres pues el mismo Amiral esposo de Jocabed, queda ensombrecido?.
Abigail. -Yo creo que nos hemos fijado todos, pero ¿Que importancia tienen esas mujeres?
María. -La ley del Faraón era injusta, hace poco hubo un edicto parecido en Belén, seguro que vuestros padres se acuerdan, el edicto de Herodes, el primero. Jocabed, tiene un hijo, se revela contra el edicto y toma la decisión de que no va a ahogar a su hijo y lo esconde, Jocabed tiene la capacidad de rebelarse contra la injusticia y asume riesgos, según la escritura es ella y no su marido la que toma la decisión, luego le protege y confía en Dios, echándolo a las aguas del Nilo.
Timoteo. -¿Y Mirian?¿No era una niña?
María. -Si, Timoteo, era una niña, que recibe un encargo importantísimo de su madre, y lo cumple a la perfección, vigila a su hermano y ella misma resuelve con la hija del Faraón lo de amamantar a su hermano por su propia madre, era mujer y era niña, ¿Que opinas Timoteo, cuando en la sinagoga nos dicen que la mujer no es importante?
Timoteo. -Que no tienen razón, la misma Escritura, nos está diciendo que no.
María. -Pues a veces se pasa por alto. ¿No crees?
Abigail. -María, ¿Y la hija del Faraón?
María. -Pues la Hija del Faraón, sabía perfectamente que era un niño hebreo y podía ahogarlo obedeciendo la ley de su padre, pero no lo hizo, se compadeció, hundió la cesta y lo adopto como hijo suyo, dándole lo mejor que podía darle incluso su nodriza-madre, era egipcia, era mujer. ¿No es admirable?
Y ahí terminó y se retiraron a sus casas.

lunes, 6 de agosto de 2012

JOCABED, MIRIAN Y LA HIJA DEL FARAÓN


Después de varios días volvieron a encontrarse en el ágora, estaban todos y María, pues quedaba tiempo suficiente para hablar propuso la posibilidad de tratar sobre tres mujeres cruciales en la Historia del Pueblo de Israel. Y enseguida todos aceptaron, pues María enfocaba las cosas de otra manera y ellos sobre todo ellas también podían hablar.
María. - Entonces hoy, aunque el relato será corto, serán tres mujeres de las que hablaré, Jocabed, Mirian y la hija del Faraón.



JOCABED MIRIAN HIJA DEL FARAÓN
Desde que los hijos de Jacob habían vendido a su hermano José como esclavo y desde que este, ya como primer ministro del Faraón, les había acogido en Egipto librándolos de la hambruna que había en la región, había pasado el tiempo, el nuevo Faraón no se acordaba de José y sometió al pueblo de Israel a grandes trabajos y cargas y como vio que los israelitas proliferaban mucho, decidió que todos los varones recién nacidos fueran ahogados en el Nilo.
Había una mujer de la tribu de Leví llamada Jocabed que estaba casada con otro levita llamado Amirán que era su sobrino, tuvieron tres hijos Aarón, Mirian y durante el tiempo del edicto Jocabed parió otro hijo, que vio hermoso y durante tres meses lo escondió, pero después pensando que se iba a descubrir, cogió una cestita, la untó en asfalto y brea, metió a su hijo en ella y lo echo al Nilo y encargó a su hija Mirian que lo siguiera. La cesta flotaba en el agua y la hija del Faraón decidió bañarse, vio la cesta y la abrió y vio al niño, se compadeció y como no tenía hijos decidió adoptarlo y le puso de nombre Moisés (salvado de las aguas), Mirian que estaba cerca le habló de una nodriza para el niño, de ese modo Moisés fue amamantado por su madre y entró a formar parte de la familia real de Egipto.

Y María terminó el relato dejando para otro momento los comentarios.